Lo olvidado.

Lo Olvidado

Comenzaré este post con un extracto de Louis Paules y Jaques Bergier en “ El retorno de los brujos”:

“La idea de que los hombres, partiendo de la bestialidad y del salvajismo, se elevaron lentamente hasta la civilización, es reciente. Es un mito judeocristiano, impuesto a las conciencias, para expulsar un mito más antiguo, vigoroso y revelador. Cuan­do la Humanidad era más fresca, más próxima a su pasado, en los tiempos en que ninguna conspi­ración bien urdida lo había expulsado aún de su propia memoria, sabía que descendía de dioses, de gigantes de los que había aprendido todo. Re­cordaba una edad de oro en que los superiores, nacidos antes que ella, le enseñaron la agricultu­ra, la metalurgia, las artes, las ciencias y el mane­jo del Alma.”

Esta nueva corriente sostiene que el origen de nuestra especie y de la inteligencia, está únicamente en el alma, la materia, los antropoides y el tiempo; repetimos, es un mito judeocristiano sostenido por la cultura y quienes la dirigen para eclipsar el recuerdo de otro más antiguo vigoroso y verdadero.

• Alma y Espiritu
  Somos reflejos caídos, proyecciones de espíritus revertidos y encadenados a la substancia animada por almas, y estas sostenidas por la voluntad de un espíritu animalesco, que en estado de ensoñación ha precipitado su potencia ordenando la materia, y se ha convertido en un demiurgue(creador), de una versión (lat: universus) de mundo bestial, plasmado por su verbo formador (Logos), y dirigida hacia su perfección, porque es imperfecta. Un mundo, en el que sus creaciones necesitan destrozarse entre ellos para poder saciar el hambre, motor de su existencia animalesca.
  Llevamos en nosotros un factor, que no es creado, que no tiene principio ni fin, que es reflejo del más allá del infinito, de afuera del creador; esto es de la Eternidad, la Patria del Espíritu, el “lugar” desde el cual nuestros Espíritus engañados, miran hacia nosotros, y su mirada se refleja en la sangre causando el factor que llamamos “Yo”, y nos hace inteligentes, individuales, voluntariosos, aristocráticos y verdaderamente extranjeros en el universo de la comunidad animalesca de las almas, absolutamente inferiores, ante la Aristocracia de nuestros Espiritus.

• Paganismo y Monoteísmo.
  Nuestro Yo, al ser reflejo del espíritu que vive en la eternidad, es intuitivamente pagano, porque recuerda la Aristocracia de su existencia en la Patria del Espíritu junto a la Corte de los Increados, a los Dioses y a la Libertad.
  Nuestro Yo es pues: Leal, Aristócrata, Voluntarioso, Imperial, Nacionalista.
  El alma, al ser como una gota que cae aventurada entre millones en la tormenta de la creación, busca desesperadamente agruparse en multitudes, para cobrar fuerza y regresar en comunidades al oceáno de la sustancia, en la que dormían, y dormirán cuando al final regresen a su creador.
  Lágrima esperanzada, confiado cordero, marcha a través de la “buena aventura” hacia su final, agrupada en el Red-il del buen pastor.
  Un creador, una sustancia, un Red-entor, una Bien-aventura, un final.
  El Alma es pues, gregaria, común en todos los seres creados, es verdaderamente comunista, con-fiada, tiene fé en su Pastor y en su destino, es “internacional-comunista", "global".

• Libertador y Salvador
  Si se habla de liberación; a quien se libera es a un Cautivo, un Esclavo, un Encarcelado; es decir a alguien privado de Libertad.
  Si se habla de Salvación:
  ¿Salvarnos de qué?
  ¿De la muerte, la enfermedad, el hambre, el dolor, el trabajo, la ilusión, la insatisfacción, la no retribución, la pobreza, el sufrimiento, etc.?
  Pero; ¿No es éso, ser un “bienaventurado”?
  ¿No es ése, el calvario de todos nosotros en esta Creación?
  ¿No es Verdaderamente Enigmático, que el creador pretenda “salvarnos” de su propia creación?
  ¿No es preocupante que se haga apología de la debilidad, del sufrimiento del hambre, del llanto, de la pobreza de Espíritu como lo hace el Cristianismo Jesuístico dirigido a occidente en sus “bienaventuranzas”?